la vida sigue, imparable, insondable, ahogándote...tu cuerpo se hunde a través del agua salada del mar de la debilidad, una losa atada a tu pecho con ataduras que no son cadenas, ni cuerdas, sino las lágrimas que caen en un caudal inacabable de tus ojos, silenciosas, invisibles...son las ganas de gritar, pero la ausencia de fuerzas...son el gris de tus días, las sombras en los días de luz, que no llegan...son las ganas de dejarse caer, de tirarse al vacío...caes y caes, falta el aire, que son las ganas de luchar, el ímpetu de alzar la frente y contemplar el cielo...no luchas contra la corriente, simplemente...caes, tus cabellos acarician tu rostro, frío...te arde la garganta, el ruido, la presión,...las lágrimas se van, no vienen...cuando quieres llorar, te faltan. Tu voz se apagó demasiado tiempo atrás, la indolencia se adueña de tus fuerzas, se apropia de tus sueños...tus manos no construyen, sólo sienten el agua entre los dedos, gélida...sin luz, sin color, dolor...y caes y caes...pero la vida sigue, imparable, insondable, catapultándote bajo toneladas de rutina, y tú caes y caes...
